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UNA IGLESIA QUE SALE, ACOGE Y ABRAZA CON EL ESPÍRITU MISIONERO DE MARÍA

Con motivo de las Fiestas Patronales Arquidiocesanas, la Iglesia que peregrina en Rosario vivió tres hechos importantes que nos llevan “a mostrar a Jesús, porque no tenemos otro tesoro. Salimos a comunicar a Jesús”:

  • una salida misionera,
  • la expo carisma + pastorales y
  • el envío de dos sacerdotes a una diócesis hermana

Los días sábado 29 y domingo 30 de septiembre  en distintos puntos de la ciudad de Rosario y en plazas y parques de los otrosLa imagen puede contener: 2 personas, personas sonriendo, personas de pie, calzado y exterior pueblos y ciudades que forman la Arquidiócesis,  se distribuyeron unas estampas con la imagen de la Virgen del Rosario, a quienes encontramos en las inmediaciones de los lugares que visitamos y los invitamos a conversar, anotar intenciones (que luego llevamos a la Misa Patronal) y a pedir la bendición o el Sacramento de la reconciliación con los sacerdotes que nos acompañaron en ese momento.

Nos motivó el querer ser una arquidiócesis en salida, llegar a todos, creyentes y lejanos, como signo del Reino de Dios (MV, 5) y ver esta ocasión como una oportunidad para manifestar “el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones” ya que “el camino de la misericordia es el que nos hace encontrar a tantos hermanos y hermanas que tienden la mano esperando que alguien la aferre y poder así caminar juntos” (MM, 16).

El día 07 de octubre, para seguir en la lógica de una Iglesia en salida y teniendo como objetivos es dar a conocer a la sociedad las riquezas y carismas de la Iglesia a través de los distintos movimientos, grupos, instituciones, pastorales y  centros de formación, realizamos una exposición de carismas + pastorales donde cada movimiento se preparó para mostrar en un gazebo ubicado en la Plaza de la Coronación, qué es lo que hacen, por qué lo hacen, cuáles son sus actividades y propuestas, donde se reúnen, cuál es el fundador o fundadora y cómo ayudan a los demás. 

La imagen puede contener: una o varias personas, cielo y exterior

A la vez, algunos integrantes de cada grupo salieron a contar a la gente que pasaba por las inmediaciones del Parque Nacional a la Bandera qué estábamos haciendo ahí regalándoles estampas bendecidas de la Virgen y algunos folletos propios del movimiento.

Como la Iglesia misionera es aquella que da a conocer un poco más de la vida la Arquidiócesis sentimos esto como una gracia particular al conocer y dar a conocer un poco más tantas actividades, propuestas, acompañamientos, tiempos de escucha, celebraciones, campamentos, juegos, retiros, formaciones, proyectos solidarios y tantas cosas que realiza una Iglesia que siempre acoge y abraza a todos.

Y para coronar un tiempo de gracia misionero  en nuestra Arquidócesis, en la celebración eucarística de ese día domingo 07 de octubre, Mons. Eduardo Martín, envió como misioneros a la Diócesis de Añatuya a los sacerdotes José María Lamas y Juan Ignacio Lanzzotti.

Por eso Mons. Martín destacó que “nuestra Iglesia quiere seguir caminando al encuentro de los hermanos”. Por eso, subrayó que si bien en Rosario ha habido a lo largo del tiempo, laicos, sacerdotes y familias que han sentido la vocación misionera de ir más allá de las fronteras de nuestra Iglesia y comenzaron un camino misionero hoy se envía como pueblo de Dios a dos de sus hijos.

Así todos enviamos a “Juani” (Juan Ignacio Lanzotti) y a “Pucho” (José María Lamas) por tres años a Añatuya con la conciencia de que no van solos sino que van con toda su Iglesia particular, la Iglesia de Rosario. Los que nos quedamos, nos quedamos para rezar por ellos, acompañarlos y estar con ellos en la diócesis hermana.

El Arzobispo de Rosario rezó la siguiente oración de envío sobre los sacerdotes antes mencionados:

Dios Padre, te alabamos y bendecimos porque misericordiosamente enviaste al tu Hijo al mundo para liberar a los hombres de la esclavitud del pecado y llenarlos con los dones del Espíritu Santo y dispusiste a los Apóstoles para que anunciaran el Evangelio de la vida y confieran el bautismo salvador, te pedimos que dirijas tu mirada bondadosa sobre estos servidores tuyos que fortalecidos con el signo de la cruz, enviamos como mensajeros de salvación y de paz. Bendícelos con tu poder, guía sus pasos y fortalécelos con tu gracia para que el cansancio no los venza; concede que sus palabras sean un eco del mensaje de Cristo y que sus oyentes presten oídos al Evangelio; infunde en sus corazones el Espíritu Santo para que atraigan a muchos a la incesante alabanza que tu mereces a la Santa Iglesia.

Posteriormente entregó una cruz a cada uno con las siguientes palabras:

Señor, Padre Santo que hiciste de la cruz de tu Hijo fuente de toda bendición y origen de toda gracia, bendice estas cruces y que quienes las lleven a la vista de los hombres se esfuercen por transformarse a imagen de tu Hijo.

Estos tres acontecimientos nos hacen reflexionar y tomar conciencia de que “este es el tiempo de la misión. Por eso todos somos misioneros, como la Virgen que viendo la necesidad, partió y salió sin demora. No podemos esperar para salir, la caridad de Cristo nos urge. El mundo está necesitado de la riqueza del Evangelio. El mundo está necesitado de la caridad de los cristianos, de la solidaridad de los cristianos porque una Iglesia mariana es una Iglesia que se levanta, que parte sin demora ante las necesidades del mundo”.

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