El Arzobispo estuvo en VIVO
Mons. Eduardo Martín realizó un FACEBOOK LIVE transmitiendo desde la Casa de la comunicación de la Arquidiócesis de Rosario. Estuvo acompañado por el Padre Rubén Francisco Bellante, delegado episcopal de la mencionada Pastoral.
El Arzobispo comenzó con una oración para luego responder a las preguntas e inquietudes que las personas iban acercando.
Mons. Martín, realizó un balance de los cinco años de su estadía en Rosario afirmando que “el tiempo se pasó muy rápido. Y si se pasa rápido, es bueno. Me siento recibido, aceptado. Como pez en el agua. Con el tiempo uno va adquiriendo una soltura, un hallarse en el lugar. Siempre pido la misma gracia: amar este lugar y amar su gente”.
El Padre Rubén Bellante le pregunta acerca de la Comisión para la Protección de Menores:
Hemos tenido reuniones, hemos convocado especialistas, ha venido Mons. Sergio Buenanueva. En esta comisión hay quince personas, la mayoría laicos, educadores, psiquiatras, abogados, psicopedagogos. La idea es que la presida una mujer. Es una forma de acercarse a esta perspectiva desde la figura femenina.
Una de las misiones de esta Comisión es acercarse y acompañar a las víctimas dentro del ámbito eclesial.
También estamos haciendo protocolos y capacitar sobre el trato y protección de menores. Esto es una cosa que nos duele y por eso extremamos la precaución”.
El Arzobispo, habla acerca de la creciente violencia a las mujeres:
La violencia está en nosotros, entre nosotros. Hay diversas causas: psicológicas, familiares, sociológicas, pero evidentemente en nosotros hay una herida: las consecuencias del pecado original, la inclinación al mal. Las pasiones hay que ordenarlas. Estas fuerzas están para el bien pero cuando se salen de su causa, dañan. Por eso los cristianos tenemos algunos remedios como los sacramentos, la vida en comunidad, la educación para el amor.
La violencia es la expresión indebida de un mensaje. Además revela una insatisfacción interior, una inquietud enfermiza, decepción, enojo consigo mismo.
A continuación las preguntas de los fieles y las respuestas de Mons. Eduardo Martín
¿Cómo ayuda la Iglesia con la creciente pobreza?
La pobreza en Argentina viene creciendo. A principios de la democracia era 6 o 7%. No sé cuáles han sido los criterios de medición. En estos últimos años la pobreza no baja del 30%. Incluso ahora ha subido. Yo lo que observo es que ni la política estatista ni la de mercado ha resuelto el tema. Es un tema complejo que reclama mayor humildad de la dirigencia para que juntos se sienten y vean un camino a corto y largo plazo.
No es solo el tema de dinero. Es un tema cultural, alimentario, nutricional. Evidentemente esto depende de las políticas del Estado.
¿Què hace la Iglesia? La Iglesia somos todos. Cada uno en su lugar tiene que cumplir su misión. Sí soy empresario tengo que ser justo y trabajar por la dignidad. Sí soy trabajador, tengo que cumplir mi horario. Sí soy una persona responsable, contribuyo a que otros salgan de la pobreza. Yo Obispo, tengo que cumplir mi misión, preparar las homilías, dirigir con justicia.
Hay una obra de la Iglesia, Santa Josefina Bakhita, donde viven doce hombres y tienen un hogar en condiciones dignas, salen a ganar el pan con el sudor de su frente.
También Cáritas Arquidiocesana trabaja con las emprendedoras donde cada una realiza su especialidad, pizzas, panes, ropa…
También hay refugios nocturnos. Se está rehabilitando “El Buen Pastor”, comedores. Hay una cantidad de obras de bien que los cristianos que somos iglesia, realizamos. Todos. Acá hay una responsabilidad de todos los cristianos. La Iglesia está siempre cerca de los pobres. La Iglesia pone todo lo que puede y cuando decimos iglesia, decimos todos. Son obras de caridad y gratuidad. Nacen del amor, de personas que donan su tiempo, dinero, inteligencia. Todo eso es obra de la Iglesia. Cada Cáritas parroquial: tiene su ropero, su banco de medicamentos, visitan enfermos, reparten alimentos.
¿A usted le paga el Estado?
El estado tiene un presupuesto de culto: 130.000.000 para toda la Iglesia argentina. Eso iba a la Conferencia episcopal y la Conferencia la asignaba a los Obispos. Esa asignación, los Obispos decidimos reasignarla voluntariamente. Es por ley, el Estado debería darlo. Nosotros queremos ganar libertad. Si bien hay obispados que dependen en sus gastos ordinarios de ese dinero, decidimos reasignarlo. En mi caso, ya lo hemos resignado en favor de la CEA para generar un fondo para las diócesis más necesitadas. Renunciamos a ese aporte.
En este presupuesto también había becas para los seminarios. ¿Cómo se cubre ahora? Bueno, con los fieles, con los aportes de los fieles que son siempre tan generosos. La Iglesia vive de la limosna de sus fieles.
Otra cosa es la educación donde el Estado paga el sueldo de los docentes pero no hay aportes para las Escuelas. Solo donde la Escuela es oferta única, el estado se hace cargo.
La Iglesia tiene este principio con el Estado: autonomía del Estado y cooperación con el Estado: por ejemplo Cáritas tiene convenio con el Estado provincial y nacional para repartir bolsones. Muchas cosas se hacen con voluntarios. El Estado pone los alimentos y la Iglesia coopera en la distribución.
¿Se hacen estudios psicológicos periódicos a seminaristas y sacerdotes?
Con los seminaristas siempre se hacen estudios psicodiagnósticos y aquel que lo requiere, por supuesto va. También varios sacerdotes asisten al psicólogo.
Los seminaristas hacen cursos de madurez afectiva, hay un equipo de psicólogos que colabora con el seminario.
¿Qué piensa de la no venida del Papa a su país?
Lo que podemos decir es que el Papa le ha dicho al Presidente de la CEA que tal vez venga a finales de 2020 o principios de 2021.
¿Qué piensa de la advocación de la Virgen de Salta?
Yo digo que oficialmente no propiciamos el culto. Pero una vez hablando con Mons. Cargnello, vemos que sí le hace bien y vuelven a las Parroquias, no lo impedimos. Sí perdura, es de Dios. Estas cosas, un criterio es la perdurabilidad. Lo auténtico es duradero. Lo falso no tiene consistencia. Yo no hago juicio sobre el hecho, porque no tengo elementos.
¿A qué atribuye que haya menos gente en las Parroquias? ¿Por qué hay menos vocaciones?
Las vocaciones, estamos bendecidos. En estos días en que el Seminario cumplió 80 años, estuve investigando. Calculando, tenemos 1 sacerdote diocesano cada 11.000 habitantes. Y contando a los sacerdotes religiosos, tenemos más sacerdotes para los fieles. No quiere decir que estén cubiertas todas las necesidades.
En Rosario, es uno de los pocos seminarios que mantiene el Seminario menor, el secundario. Ingresan menos, pero hay más perseverancia. La decisión es más madura, mayor edad. En este contexto, estamos bien.
Animo a los sacerdotes a promover una cultura vocacional. Se han comenzado actividades en el Seminario, con la Pascua Joven, torneos, visitas.
Las vocaciones hay que descubrirlas, estar cerca. Hay que suscitarlas, proponerles y acompañarlas.
El primer seminario es la familia. Aunque en este tiempo padece crisis, desintegración, hay que propiciar el fomento de la vocación en las familias.
¿Cómo está de salud?
Gracias a Dios muy bien.
¿Los obispos deben involucrarse en política?
Cualquier intervención de un Obispo en este contexto que vivimos tiene que ser pastoral. Si hay alguna palabra que habla a la política, tiene que ser desde la voz del pastor. La Iglesia no vive en la estratósfera entonces, claro que tiene palabras con incidencia política. Cuestiones que claman al cielo. Ayudar a los fieles cuál es el criterio para elegir candidatos. El criterio de la fe. La Iglesia no tiene un partido política sino que busca el bien común.
Evidentemente, el acto de la política partidaria es el de los laicos, donde tienen que involucrarse, participar, meterse. El cristiano que se mete en política tiene que dar testimonio de la fe. Y sí la política va en contra de la fe, tiene que optar con la fe.
Sí el partido que sigo, entra en contradicción con la fe, elijo la fe. Primero la fe.
La grieta
Hay que trabajar por la unidad. La unidad interior que produce la gracia: unidad de cuerpo, alma, mente y corazón.
La falta de unidad brota de un corazón dividido que tiene prejuicios, desconfía del otro, que genera violencia. De esa unidad, tender lazos de amor, trabajar con el otro, ponernos en el lugar del otro. Siempre desde Jesús. Un hombre pacificado interiormente pone paz en su ambiente, tiene paciencia.
Mes misionero extraordinario
El Santo Padre como paradigma nos llama a la misión, una Iglesia en salida. Convertir todas las estructuras en misioneras. Tenemos que tener una actitud misionera en todos los ámbitos. Todos. Actitud misionera, ímpetu misionero, ardor apostólico, con la característica de la alegría.
En este mes de octubre, nos llama a tener conciencia de que el Evangelio tiene que ser anunciado a todos.
Es un mes extraordinario para anunciar a Jesús. Acá coincide con las fiestas patronales arquidiocesanas, haremos un envío misionero, bendeciremos imágenes para los decanatos, se realizará la misión juvenil arquidiocesana en octubre, la expo carismas de movimientos, asociaciones, pastorales, congregaciones.
Mons. Eduardo, finalizó con este mensaje para todos, especialmente para los enfermos y ancianos:
En estos tiempos difíciles, tenemos una buena noticia, que es Jesucristo, que es la esperanza. Él está entre nosotros. Lo importante es descubrirlo y dejarnos amar por Él. Jesús está presente. Cristo viene en cada circunstancia, aun en las más difíciles y dolorosas.
A los enfermos y ancianos, les agradezco lo que ofrecen a la Iglesia. Dios los mira con predilección.
Los bendiga a todos.