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FIESTA DE SAN CAYETANO 2023

Mons. Eduardo Eliseo Martín presidió la procesión desde la Parroquia y Santuario Arquidiocesano “San Cayetano” hacia la Plaza Libertad donde se celebró la Santa Misa con motivo de la memoria del Patrono del pan y el trabajo.

En la homilía expresó:

Queridos hermanos y hermanas: bienvenidos a esta celebración del santo del pan, la paz y el trabajo; bienvenidos a celebrar a San Cayetano.

Hoy miramos a este varón de Dios, este hijo de la iglesia, este sacerdote que vivió intensamente el Evangelio en esta tierra, y por eso hoy goza de la amistad eterna con Jesús, en esa felicidad sin fin de la patria del cielo.

Cayetano es uno de aquellos que dio sus bienes como limosna a los pobres y acumuló un tesoro inagotable en el cielo; es uno de aquellos al que el Padre Dios le ha dado el Reino.

Sigamos las huellas de San Cayetano en nuestras vidas, cada uno según su propia vocación, y sus propias posibilidades, para que siguiendo sus pasos lleguemos a la misma meta a la que él llegó.

El se consideraba “un pecador” como cada uno de nosotros lo es, y se tenía por poca cosa, pero se amparaba en la ayuda de los santos. Pero agregaba algo muy importante: que era necesario que cada uno ponga el hombre, se comprometa, y decía: “todo lo que los santos hagan por vos de poco serviría sin tu cooperación”; antes que nada, es asunto de cada uno, y nos daba este consejo: “procurá someter tu voluntad a la voluntad de Jesús, que, aunque todos te abandonen él estará siempre atento a tus necesidades”.  Hacer la voluntad de Jesús, hacer lo que él nos dice como nos indica la Sma. Virgen en las bodas de Caná.  En cualquier situación nos debemos preguntar: ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Buscar siempre hacer la voluntad de Dios.

Nos recuerda San Cayetano que nuestra meta es el cielo; que somos peregrinos y viajeros en este mundo: nuestra patria es el cielo y nos exhortaba “hacer todo lo posible para estar siempre unido a Jesús” y así garantizar la llegada a la meta del cielo.

Para ello también nos recomendaba “Pedirle a la Virgen que nos dé a su Hijo Jesús”. Estamos viviendo el año Mariano arquidiocesano, los 250 años de la presencia de María del Rosario entre nosotros, ¡Qué mejor que seguir este consejo de San Cayetano para poder caminar seguros “en esta oscura selva!”, como llamaba el santo al mundo.

Procuremos imitar a S. Cayetano en su caminar de fe y en su constante caridad para con el prójimo.

En nuestro país la devoción a S. Cayetano está marcada por tres aspectos, que son fundamentales para la vida: paz, pan y trabajo.

La paz es uno de los bienes necesarios para una vida digna conforme a la naturaleza humana. De hecho, anhelamos una paz duradera como el sol, es decir una paz eterna. Pero no hay paz sin justicia (es decir, donde cada uno reciba lo que le corresponde:

Justicia en los salarios

“            en el acceso a un trabajo digno

“            en trabajar como Dios manda

“              en que no se vulneren los derechos, especialmente de los más débiles. Etc.

Por otra parte nuestra sociedad tendrá más paz si todos y cada uno trabajamos por la Paz. Jesús nos dice en el EV; “felices los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mt. 5,9).

En este año Mariano arquidiocesano tenemos como lema: “Con María del Rosario misionemos por la paz”.

Los invito a que todos misionemos por la paz en los lugares donde desenvolvemos las tareas habituales. Es verdad que hay ámbitos a los que no podemos llegar; los ámbitos a los que le corresponde llegar al estado. Pero es también verdad que podemos sembrar paz en nuestras familias, con nuestros vecinos, allí donde trabajamos, comenzando por las cosas más sencillas: educando a los hijos en el respeto al prójimo. No nos cansemos de hacer el bien, porque el mal se combate siempre con el bien.

Estamos en tiempos en que pronto vamos a elegir las autoridades que nos van a gobernar, en todos los niveles, por los próximos cuatro años. Les solicitamos respetuosamente que ofrezcan a la consideración de los ciudadanos propuestas posibles, realistas, para ir saliendo de tantos males que nos aquejan y que puedan llegar a consensos básicos para transitar caminos de esperanza para el pueblo; caminos de paz y justicia.

Recurrimos también a S. Cayetano como patrono del pan y del trabajo. Es necesario que descubramos el sentido profundo del trabajo. No es solamente para comer o ganar dinero o progresar materialmente, sino que debe estar en orden a la realización plena de la persona humana. Para los cristianos, el sentido último del trabajo es el Señor y su gloria; y como consecuencia para el bien de los hermanos, para el bien de la sociedad. Trabajemos para Dios, hagamos las cosas para Dios, ofrezcamos nuestro trabajo al Señor y de ese modo contribuimos al bien social.

Es necesario también que con el trabajo se pueda llevar el pan a nuestras casas. Qué triste e injusto es trabajar honestamente y que ello no te alcance para el pan( Casa, comida, salud, educación etc) Hoy, en la Argentina casi la mitad de la gente del trabajo vive en la informalidad, sin obra social, sin aporte jubilatorio. Es necesario que los agentes del bien común generen las condiciones para un trabajo digno para todos.

Es también necesario reconstruir la cultura del trabajo. S. Pablo, refiriéndose a un grupo de cristianos que decían que se venía el fin del mundo habían dejado de trabajar, como estaban ociosos se entrometían en todo. Por eso S, Pablo les dijo: “el que no quiere trabajar que no coma”.

El papa Francisco nos recuerda siempre que los planes sociales deben ser transitorios y ayudar en los momentos de necesidad, pero no deben ser permanentes (Cf, FT 161).

Como siempre lo recuerdo: “Trabajo sin pan es explotación”

“Pan sin trabajo es humillación”

Hemos venido hasta S. Cayetano para dar gracias y pedir por la paz, el pan y el trabajo, son bienes necesarios para vivir una vida conforme a la dignidad de la persona humana; y nos ayudan a caminar hacia la meta definitiva de la patria del cielo.

Quisiera agregar un aspecto de S. Cayetano que tiene mucha actualidad en lo que hace a la vida de la Iglesia. S. Cayetano, Sacerdote él, se preocupó de los sacerdotes de su época fundando una congregación de Sacerdotes para que vivieran como los Apóstoles de Jesús.

Hoy estamos necesitados de santas y abundantes vocaciones sacerdotales. Por otra parte una de las intenciones de este año Mariano arquidiocesano es orar por todas las vocaciones. Los invito a un compromiso de oración por las vocaciones, en particular por las vocaciones sacerdotales.

Queridos hermanos y hermanas: demos gracias a Dios por esta fiesta, sigamos de la mano de san Cayetano, de Jesús y de María trabajando siempre para la gloria de Dios y bien de nuestros hermanos, Que S. Cayetano escuche nuestros ruegos frente a tantas necesidades, sufrimientos y dificultades, con la esperanza cierta que su súplica llegará a nuestro Señor Jesucristo, Amén

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