Lo Último

HOMILIA ANUNCIACION DEL SEÑOR – DIA DEL NIÑO POR NACER

Mons. Emilio Cardarelli, Vicario General del Arzobispado de Rosario, presidió el día lunes 25 de marzo de 2019 la Santa Misa en la Solemnidad de la Anunciación del Señor, en la Iglesia Catedral metropolitana de Rosario.

Compartimos con uds. la homilía que pronunció:

Queridos hermanos de los movimientos pro – vida y pro – familia, queridos familiares de los difuntos por quienes ofrecemos este Santo Sacrificio de la Misa, queridos fieles de la Parroquia de la Catedral, queridos hermanos; a todos llegue el saludo cordial, afectuoso, la bendición paternal de nuestro Arzobispo, Mons. Eduardo Martín.

Nueve meses antes de Navidad, por convención, celebramos la Solemnidad de la Anunciación que interrumpe nuestro camino de Cuaresma: es una invitación a reflexionar sobre la Encarnación de Nuestro Señor.

Dios se hizo carne. ¡Si no tuviéramos dos mil años de cristianismo detrás de nosotros ante la enormidad de tal declaración nos llenaríamos de un gozoso asombro, de un profundo estupor!

Hoy celebramos el momento en el que Dios entró en la historia, se abrió camino para llegar hasta nosotros, hizo accesible su divinidad viniendo a nuestro encuentro.

La Encarnación es solo la última fase de una larga historia de relación y afecto que Dios fue tejiendo con la humanidad y que tendrá su cumplimiento definitivo en la Redención.

“Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.” (Hebr. 1,1-2)
El Verbo de Dios se hizo hombre, para que los hombres puedan llegar a ser como Dios.

Si Dios se ha hecho hombre, es porque nosotros siendo hombres, reproduciendo Su imagen, podemos vivir en plenitud nuestra vida.

Entonces aquellos que contraponen lo humano a la fe están completamente fuera del camino: ¡la fe lleva lo humano a su plenitud!

Si Dios se ha hecho hombre, hoy para cada uno de nosotros, ¡es un día maravilloso!

La síntesis del misterio que celebramos es: Dios se ha acercado a nosotros en la carne de su Hijo, que se ha hecho hombre como nosotros, semejante en todo a nosotros excepto en el pecado. Y nos llama a la vida para hacernos partícipes de una Vida que no termina. Por eso hoy nos unimos a quienes recuerdan el primer mes de fallecimiento de sus seres queridos para ofrecer por ellos el Santo Sacrificio de la Misa rogando a Dios que, por su misericordia, los haga partícipes del triunfo de Jesucristo sobre la muerte.

Desde hace 20 años coincidiendo con la Solemnidad de la Anunciación y dla Encarnación del Verbo Eterno de Dios, en Argentina celebramos el día del niño por nacer. Nosotros cristianos vivimos esta celebración como consecuencia del misterio que hoy nos convoca ¡para nosotros la moral, en este caso decir que toda vida vale, que la dignidad del hombre se manifiesta en el pobre, en el débil, en el sufriente, es consecuencia del encuentro con Jesucristo Vivo, que nos da vida, que es la Verdad, que nos dice la Verdad, y que nos conduce a la Verdad y que es Camino, señalándonos un modo de vida que nos lleva a defender la vida de punta a punta.

El sábado pasado hemos expresado aquí, frente al monumento a la bandera, “vale toda vida” uniéndonos a más de dos millones de argentinos a lo largo y ancho de nuestra Patria junto a cristianos de otras denominaciones y a hombres de buena voluntad en una espléndida jornada.

Con aborto no te voto, repitió la multitud. El pueblo dice con aborto no te voto porque no les cree a los que hablan de valores, de un lugar para todos, de inclusión, de seguridad, de un futuro diferente, de que la crisis económica debe recaer sobre los que más tienen, y a la vez promueven leyes que no respetan el valor de la vida; no les cree si no promueven un lugar para toda vida, si no incluyen a los que están por nacer, si no garantizan seguridad para el que está en el vientre materno, si le niegan el futuro al que aún no fue dado a luz, si ante un embarazo crítico la propuesta es el aborto.

Creemos que por mucha campaña antivida en aras de la libertad y del derecho a elegir, la vida tiene futuro, nunca la muerte. El discurso sobre la vida volverá a tener futuro y ahogará los gritos de muerte que están de moda. Esta es la esperanza cristiana que tiene su fundamento en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios.

A pesar de toda una conspiración de muerte (“cultura de la muerte” la llamaba San Juan Pablo II), la vida sigue brotando con fuerza y por eso vale la pena luchar en favor de la vida.

Hoy agradecemos a Dios el don de la vida, y renovamos el compromiso de no aflojar en esa lucha por la vida con las armas de la fe, de la oración y de la concientizaciòn en favor de la vida.

Hoy volvemos a sentirnos llamados a crear entre todos una “cultura de la vida”, que respeta la ecología humana y la promueve, porque el primer derecho de todo ser humano es el derecho a vivir, una vez que ha sido concebido y vivir dignamente hasta la muerte natural. Por eso mismo nos duele que haya doce millones de argentinos en la pobreza, entre ellos mayoría de niños y adolescentes.

Sabemos que hay poderosos intereses detrás de la cultura de la muerte; no olvidamos la contratapa del New York Time la víspera de la votación del aborto en el Senado de la Nación incitando a los senadores a votar a favor ¡hecho saludado por lo que repiten hasta el cansancio la necesidad de la independencia de los poderes financieros del mundo!

Quienes defendemos la cultura de la vida somos como David y Goliat, unos enanos ante un gran gigante, pero David abatió a Goliat porque su lucha la basó “en el nombre del Señor”. Entonces hagamos eso, en el nombre del Señor vivamos nuestra defensa de la vida, sin pretensión de ofender a nadie, pero proponiendo una y otra vez el evangelio de la vida, que hace feliz al hombre y genera paz social precisamente porque crea la cultura de la vida.

Para ello la que nos dio al Autor de la Vida nos acompañe con su intercesión maternal

Mons. Lic. Emilio Cardarelli

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

seventeen + nine =